El 80% de los colombianos tiene una opinión desfavorable de ella contra el 13 % que sí la respaldan. Al bolivariano no le aprecia el 93% de sus vecinos.
Hace tan sólo un par de años, cuando recobró la libertad por la Operación Jaque, el resultado de los sondeos era justo el contrario para Ingrid. "Pasó de víctima a apátrida", explicó Jorge Londoño, Presidente de la citada firma demoscópica.
Sus compatriotas no le perdonaron que exigiera el equivalente a cinco millones y medio de euros al Ministerio de Defensa que la rescató de las manos de las FARC, en compensación por el sufrimiento causado a ella y a su familia.
De nada le sirvió que anunciara que renunciaba al dinero y que sólo había pretendido solidarizarse con otros compañeros que también estuvieron secuestrados por muchos años y que habían demandado al Estado, así como debatir las condiciones en que perdió su libertad en febrero del 2002 y la responsabilidad de las autoridades por no protegerla.
También, en una entrevista publicada este jueves en el diario francés 'Le Parisien', alega que los fondos no serían ni para ella ni para su hermana, su madre y sus dos hijos, sino para la fundación que creó y que lleva su nombre. Sin compensaciones Así mismo recordó que tampoco se embolsará los 450.000 euros que le entregaría Francia por ser una víctima del terrorismo, y desmintió lo publicado por otro diario galo recientemente.
En 'Le Journal de Dimanche' aseguraron que no se conformó con esa cifra y que llevaba desde mayo pasado intentando que le dieran más. En su tierra natal, Colombia, tal vez influyeron en su imagen negativa varios elementos. Desde que quedó en libertad, en julio del 2008, sólo pisó dos veces el país y por pocas horas.
Está afincada en Nueva York y viaja con frecuencia a París, dando la impresión de que se olvidó del resto de cautivos por los que prometió luchar.
Firmó jugosos contratos editoriales para el libro que saldrá a finales de septiembre en el que relata su tragedia como rehén. En total, algunos medios cifran en seis millones de euros lo cobrado por los derechos en inglés, francés y español.
En Santillana, la editorial que venderá su obra en Colombia, son conscientes de que la rabia que desató sus aspiraciones económicas y la oleada imparable de insultos y duras críticas que recibió restarán interés por adquirir la novela.
En todo caso confían en que la calidad con que está escrita, el interés por conocer su versión de los hechos, y las vivencias de una mujer valiente, despejarán la animadversión que hoy día genera su nombre. Ingrid, o eso esperan quienes aún la admiran.
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