Elizabeth Taylor tuvo uno de los rostros más bellos del mundo y un cuerpo frágil y enfermizo que desde muy pronto le produjo mucho dolor, desasosiego y frecuentes visitas a los hospitales. Durante su vida fue atendida por diversas dolencias en 70 ocasiones y en al menos dos oportunidades se enteró por los periódicos que había muerto. "Hoy he leído mi obituario y lo he encontrado magnífico porque es lo más bonito que han dicho de mi en mi vida", comentó divertida y coqueta.
Ahora que ya no puede leerlo, sus amigos, admiradores y seguidores han llenado los diarios, las antenas de radio y las televisiones de sentidos recuerdos para despedir a la última gran diva del mundo del cine.
Paz a sus restos
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