Es difícil
encontrar una prenda tan ampliamente aceptada, usada y amada en el mundo como
los jeans. El símbolo clásico del oeste estadounidense ahora es un elemento
básico en todos los armarios.
¿Cuál es la razón?
Los usan los
vaqueros, sí. Pero también las supermodelos, los agricultores, los presidentes
y las amas de casa.
Si le pregunta a
cualquier grupo de personas por qué se viste con jeans es probable que obtenga
varias respuestas. Para algunos son cómodos, duraderos y fáciles de combinar,
mientras que para otros son frescos y hasta sexy. Los pantalones de jean
significan distintas cosas para cada persona y puede que allí resida su
atractivo.
Se trata de un
tema que ha sido poco estudiado, dice el antropólogo Danny Miller, cuyo libro
"Blue Jeans" se publicará el próximo mes.
En todos los
países que ha visitado -desde Filipinas hasta Turquía, India y Brasil- Miller
se ha detenido un día cualquiera a contar las primeras 100 personas que ve
pasar. El resultado de su pequeña encuesta reveló que casi la mitad de la gente
vestía pantalones vaqueros.
Los jeans están
en todas partes, asegura, con la excepción de extensiones rurales de China y
Asia meridional. La razón de su éxito tiene mucho que ver con su significado
cultural además de su diseño. Nacieron como ropa de trabajo para los
trabajadores de granjas y minas del oeste de Estados Unidos a finales siglo XIX.
Aquí la Historia:
A un sastre de
Nevada llamado Jacob Davis se le pidió que hiciera un par de pantalones
resistentes para un leñador local y a él se le ocurrió la idea de reforzar con
remaches. Los pantalones terminaron siendo extremadamente duraderos y pronto se
generó una enorme demanda.
Davis se dio
cuenta del potencial de su producto, pero no tenía el dinero para patentarlo.
Así que le escribió a su proveedor de telas, el comerciante de San Francisco,
Levi Strauss, en busca de ayuda.
El nacimiento
"El secreto de los pantalones son los
remaches que puse en los bolsillos", dijo. "No puedo hacerlos lo
suficientemente rápido. Mis vecinos sienten celos de este éxito".
Los Levi's, como
luego se les conoció a los pantalones patentados, se realizaban en dos tipos de
telas: lienzo y mezclilla.
"Muy pronto
supieron que la versión hecha de mezclilla era la que iban a vender", dice
Pablo Trynka, autor del libro "Denim: de los cowboys a las
pasarelas". La mezclilla era mucho más cómoda y su tinte índigo le
otorgaba un carácter único.
Ese color, al que
también se le conoce como añil, no penetra en el hilo del algodón al igual que
otros tintes, sino que pinta el exterior de cada hilo. Estas moléculas se
desgastan con el tiempo y ello es lo que provoca que el tejido se desvanezca.
"¿Por qué se
vendían?", se pregunta Trynka. "Porque la mezclilla cambiaba de color
con el tiempo y de alguna forma reflejaba la vida de la gente".
No sólo eran más
duraderos, sino que comenzaron a contar la historia del trabajador y de su
oficio.
"Los jeans
son la cosa más personal que alguien puede vestir", dice Miller. "Ellos
visten al cuerpo".
Antes de la
Segunda Guerra Mundial, los jeans se usaban solo en los estados del oeste de
Estados Unidos. En el este se relacionaban con imágenes románticas del vaquero
-resistente, independiente y estadounidense- pero también con las zonas rurales
y la clase obrera.
Los pudientes del
este escapaban de su monótona vida suburbana hacia los ranchos en el oeste del
país, en donde entonces podían jugar a ser vaqueros y vestir jeans sólo como
parte de esa experiencia.
"Representaba
un cierto prestigio, una cosa mágica", dice Lynn Downey, historiadora de
Levi Strauss & Co. Sin embargo, cuando regresaban a Connecticut o Nueva
York, los jeans volvían al armario.
En el dia a dia:
Cuando se
empezaron a usar como ropa casual, representaban un símbolo de rebeldía: el
espíritu capturado por Marlon Brando en la película de 1953
"¡Salvaje!" y por James Dean, dos años después en "Rebelde sin
causa".
"Si eras un
muchacho de 15 años en 1953, querías ser Marlon Brando", dice Downey.
"Los
diseñadores de vestuario de Hollywood vistieron a todos los chicos malos con
jeans".
Esta
versatilidad, la capacidad de adaptarse a todos, es el secreto de la
supervivencia de los jeans como pieza básica.
En las décadas
posteriores a la Segunda Guerra Mundial, cada subcultura juvenil -los rockeros
con sus jeans ajustados, los hippies con sus pantalones campana o los punks con
vaqueros rotos o desgastados- ha puesto su sello en los jeans.
"No se trata
solo de un material en tres dimensiones, es de cuatro dimensiones, ya que
cambia con el tiempo también. El eterno atractivo de los pantalones vaqueros es
que nos reflejan y también reflejan las vidas que hemos experimentado en
ellos".
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentar hace bien y nos incentiva a seguir ampliando nuestros conocimientos