Este cráneo fue
encontrado por el arqueólogo Joe Zygas cuando se construía una carretera en
Jerusalén. Pertenece a un hombre que murió en el siglo I y era originario de la
misma zona en la que se supone que vivió Jesucristo. Richard Neave dedujo las
cejas, la nariz y la forma de la mandíbula, y con estos datos se realizó un
modelo en barro.
Un equipo de la
la BBC añadió el pelo, la barba y el color de la piel basándose en rostros de
Cristo pintados en el siglo III en frescos conservados en Siria e Irak.
Aunque no es
Jesucristo, podría parecerse a él. El forense Richard Neave, de la Universidad
de Manchester (Reino Unido), abrió con esta cara la puerta a la investigación
científica sobre el aspecto real de personas antiguas.
Leído en Quo
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