Anoche antes de dormir me he puesto a
leer, parte de las páginas y blogs que sigo en las que se encuentra el diario
ABC de España, me llamo tanto la atención el lead del articulo y el titular, que
realmente se le queda corto a lo que ofrece el contenido.
Aun leyendo el artículo, parece algo
de película. Mas si has visitado Madrid y leyendo esto te figuras que debajo de
la Cibeles yace un submundo.
J. DE VELASCO / E. SEGURA / CG SIMÓN
ABC ha
modificado algunos datos para preservar la seguridad de las instalaciones.
Nadie, en sus 77 años de existencia, se ha atrevido a asaltar la
cámara del oro que se encuentra a 48 metros bajo tierra del edificio del Banco
de España. Las posibilidades de salir con vida de ella son casi nulas. Los
obstáculos no son pocos. Ante cualquier amenaza detectada a través de
diferentes sensores o cámaras se accionaría de forma manual una llave que
inundaría toda su altitud. Sin posibilidad de escape. Ni siquiera para Ethan
Hunt en «Misión Imposible».
Dos arroyos que fueron canalizados a un aljibe durante la
construcción de la cámara (en el proyecto de ampliación del arquitecto José
Yarnoz entre 1929 y 1936) lo anegarían. Se trata de «Las Pascualas», que casi
está a nivel de superficie sobre la Castellana, y el de «Oropesa», un
subterráneo que baja por Alcalá y alimenta La Cibeles.
Estanterías
de Eiffel
Muy pocos conocen el recorrido hasta quedar fascinado por el
brillo de los lingotes de oro que se cobijan en este lugar de alta seguridad.
Allí se apila, en estanterías del ingeniero Eiffel, un tercio de la reserva de
oro española. El resto está en Fort Knox (EE.UU.) y Londres. El total asciende
a 9,1 millones de onzas troy, equivalente a 281 toneladas de oro o 12.000
millones de euros. En los estantes de la cámara del oro española se acumulan,
de cinco en cinco, 5.400 lingotes de oro puro estándar. Cada lingote pesa 12,5
kilos y vale entre 600.000 y 640.000 euros. Además, hay otros 2.000 lingotes
irregulares. También se custodia el intocable oro nazi.
Para llegar a la cámara hay que cruzar unas escaleras que se
encuentran en la glorieta de unión del edificio de 1891 y el de la ampliación
de 1936 del Banco de España, prácticamente en el centro de la parcela. Fuentes
de toda solvencia nos explican el recorrido. Hay que bajar dos sótanos. Después
se llega a una sala donde uno se topa con la primera gran puerta acorazada, de
15 toneladas de peso y acero oxidable. Una de las curiosidades es que dos veces
al año hay que protegerla con vaselina para que no se oxide. Cualquier mota de
polvo sobre la puerta puede impedir que se abra.
Distintas
cajas
Este primer obstáculo se abre con dos claves y dos llaves que
tienen los claveros: el cajero del banco y el interventor. Antiguamente, el
gobernador también tenía una llave, pero esta figura ya no la guarda y se
anuló. Al pasar la acorazada hay un foso y dos ascensores. Estos elevadores
bajan 36 metros de profundidad.
Al llegar a abajo hay que cruzar un puente de dos metros de
longitud que atraviesa el foso. Al atravesarlo hay otra puerta acorazada
rectangular, más pequeña que la primera. A otros seis metros de esta, una
puerta gemela. Pesan 13,5 toneladas cada una. Todas se abren con dos llaves y
dos claves. Nunca se abre una puerta sin cerrarse otra.
Dos
familias bajo tierra
La última puerta, la tercera, da a parar a un distribuidor con
las cajas de seguridad, entre las que se encuentra la cámara del oro. Todas las
puertas fueron fabricadas por la Casa York en EE.UU.. En 1934 se terminó su
construcción. Dentro de la cámara acorazada hay una caja para el Ministerio de
Economía, otra para el de Justicia, una más para el Defensor del Pueblo y otros
espacios para el Banco de España, donde guarda el oro en lingotes y la
colección numismática del banco, que asciende a más de 500.000 monedas. Además,
en las estanterías también reposan cerca de dos millones de monedas valoradas
en oro.
A 48 metros de profundidad también hay un pasillo pequeño, una
tronera que recorre la superficie exterior desde la entrada hasta la salida.
Está repleto de espejos, colocados de un modo que al asomarse por un punto se
puede ver cualquier silueta. En caso de que hubiera un intruso, no sería
necesario recorrer toda la instalación y se podría dar la voz de alarma
rápidamente. Este espacio lo recorrían en rondas de seguridad los guardias
civiles que vivían bajo tierra en dos viviendas hasta hace 25 años. Ahora ya no
las habita nadie. En esos pisos hacían su vida con sus familias. Sus hijos iban
al colegio cada día desde estas cuevas. El Instituto Armado no tiene constancia
de este extremo, aunque no lo niega. A los privilegiados visitantes de la
cámara del oro se les confirma este hecho.
El PSOE
vendió la mitad
Actualmente hay 9,1 millones de onzas troy en la cámara del oro.
En 2004 la reserva total de este metal ascendía a cerca de 17 millones de onzas
troy. En el año 2005 se finaliza con 14,7 millones; en 2006, con 13,4 millones,
y en diciembre de 2007, con la reserva actual. En la época en que se dio salida
a casi la mitad de la reserva de oro, estaba al frente del Ministerio de
Economía y Hacienda Pedro Solbes.
Las ventas de oro permiten incrementar los beneficios del banco.
«Entonces se dijo que invirtieron en otros activos más rentables. Era una
tendencia de venta llamativa. Mientras otros países emergentes compraban,
España vendía. Comprar oro es una forma de protección cambiando divisas por
este metal, que nunca se devalúa», explica Marion Mueller, vicepresidenta de la
Asociación Española de Metales Preciosos. Esta experta especifica que si ahora
el país tiene 281 toneladas de oro, en 1999 ascendían a 523 toneladas.
Desde 2007 no se ha tocado la reserva. En la actualidad existe
un acuerdo conjunto entre veinte bancos europeos en el que se establece, desde
2009, que las ventas de oro se limitan en un período de cinco años (hasta 2014)
a 400 toneladas y las ventas totales a lo largo del plazo no superarán las
2.000.
Estos son los secretos mejor guardados de la cámara acorazada,
una superficie de 2.500 metros cuadrados que con los grandes muros que separan
las cajas quedan útiles 1.500. Es una instalación infranqueable. Ni siquiera
las bombas de la Guerra Civil pudieron con ella. Fue en este búnker donde las
familias que vivían en el edificio del Banco se protegieron a buen recaudo de
los misiles.
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